Istria es una pequeña península croata situada frente a Venecia, a tan solo 100 Km. justo al otro lado del Adriático. Es uno de los pocos sitios, fuera de Italia, donde podemos encontrar la Tuber magnatum, la trufa más cara del mundo. Durante mucho tiempo formó parte de la República de Venecia y símbolos de esa etapa son los numerosos relieves de leones alados que adornan cualquier rincón. La piedra blanca de Istria fué utilizada por los venecianos para construir muchos de sus palacios y enlosar la Plaza de San Marcos. Aunque nuestro objetivo eran las trufas, no pudimos resistirnos a fotografiar el brillo de esas piedras en las calles de Porec.
Los Venecianos también aprovecharon la madera de los bosques del interior de Istria para construir sus barcos y desforestaron una gran superficie de las llanuras fluviales que constituyen el hábitat de la Tuber magnatum en Istria.
El bosque de robles de Motovun, en la llanura fluvial del río Mirna, es uno de los mejores sitios para buscar la apreciada trufa blanca, la Tuber magnatum, y allí nos dirigimos.
Nada más llegar al bosque nos encontramos con un recolector que no había tenido mucha suerte y no había cogido ninguna trufa. Nos llamó la atención porque en Italia la buscan de noche y a escondidas. Llevaba varios perros muy pequeños, porque el bosque es muy cerrado y lleno de maleza. Observamos el suelo, gris y con una gran macroporosidad. La trufa la recolectan en zonas muy umbrías, con mucha vegetación y sin ningún “quemado”. El bosque está formado principalmente por Quercus robur, Fraxinus augustifolia, Carpinus orientalis, Acer campestris, Ulmus minor, Alnus incana, Populus spp. y Salix spp.
La trufa se recolecta en este bosque de Motovun desde 1930, pero su producción ha disminuido considerablemente en los últimos 30 años como consecuencia de la modificación de su hábitat.
Para que la Tuber magnatum (FICHA DESCRIPTIVA) pueda prosperar, necesita un suelo húmedo (pero no encharcado), alcalino, muy bien drenado y con una alta macroporosidad. Esto se consigue en el bosque de Motovun por un continuo aporte de partículas alcalinas que provienen de la erosión de sus laderas. Esta reposición caótica crea unos suelos blandos, muy porosos, con galerías interconectadas, que permiten la respiración de las trufas y otros organismos aeróbicos necesarios para mantener las condiciones requeridas por las trufas. A esta porosidad, y a la aceleración de descomposición de los restos vegetales, contribuyen de forma muy importante las lombrices de tierra, y todas las zonas productoras de trufas presentaban los típicos montículos indicativos de su actividad
Siguiendo el valle del río Mirna, nos dirigimos a Buzet, la ciudad de las trufas, y tuvimos la suerte de encontrarnos a otro recolector que con sus dos perros estaba recorriendo las orillas del Mirna. Cerca de Sovinjak, en una zona donde solo había unos cuantos tocones de chopos y unos jóvenes robles, todavía dentro de sus tubos protectores, vimos como sacó varias trufas. Nunca nos hubiéramos imaginado ese hábitat, aunque el suelo era el mismo que el del bosque de Motovun: gris, sin piedras y macroporoso.
Al día siguiente volvimos a ver al mismo trufero, al atardecer, haciendo el mismo recorrido y consiguiendo recolectar varias trufas más. Nos comentó que venían desde Milán todas las semanas para comprarle sus Tuber magnatum.
Nuestra excursión terminó en Livade, un pueblecito a las orillas del Mirna, frente a Motovun, donde todos los años Giancarlo Zigante organiza una feria dedicada a la Tuber magnatum de Istria. Zigante encontró en 1999, cerca de Livade, la trufa blanca que, con un peso de 1,310 Kg. ha sido Guinness World Record hasta hace bien poco (en 2007 se encontró una Tuber magnatum de 1,5 kg. cerca de Pisa).
Se me olvidaba comentar que Justo y yo encontramos dos Tuber magnatum, pequeñas pero nos hizo mucha ilusión
Antonio Rodríguez trufamania@gmail.com antonio@trufamania.com |